martes, 23 de abril de 2013

Una tarde en Vanguardia


Es miércoles. La redacción de revista Vanguardia luce agitada. Mañana, jueves, es el cierre de la edición que circulará desde el lunes. Se trata del único semanal a escala nacional. Escribir 66 páginas, para siete personas, resulta un trabajo de presión.

Alrededor de cuatro pisos se distribuye el personal del medio de comunicación. En la planta baja se encuentran ubicados los siete periodistas y los dos diseñadores que dan forma al semanario que se caracteriza por su línea investigativa. En mitad de una biblioteca se encuentra el escritorio de Juan Carlos Calderón. El director de la revista luce tranquilo a pesar de la presión de su trabajo. Comenta que relajado puede escribir mejor y a su vez revisar las decenas de textos que se reúnen en su mesa. Son escritos sobre política nacional, internacional, fotoreportajes, ecología, tecnología, salud… 

Precisamente en un cuarto aparte están reunidos tres de los cuatro reporteros, junto a los dos diseñadores. Ahí también, frente a un computador, se encuentra Iván Flores, editor general de Vanguardia. Él, quien se caracteriza por su amabilidad, presiona a los jóvenes encargados del área de cultura para que impriman más artículos y puedan ser revisados al día siguiente. Flores, de 34 años, lleva más de 15 en el oficio. Para él, lo importante es ser minucioso en los detalles y cuidar cada área de las publicaciones, desde el texto central, hasta la fotografía, los pies de foto… Por eso se distribuye entre el área de diseño y la de redacción para revisar que todo lo que se publique esté cuidado. 

Nadie está desocupado. Pablo Jaramillo, uno de los investigadores, está estresado porque se le cayó un tema que sería el informe central. Calderón lo apoya para que, en las pocas horas que quedan, resuelva el conflicto e inicie la reportería  de uno nuevo. Los más jóvenes lucen más distendidos pues ya concluyeron el trabajo de reportear y ahora sólo se disponen a escribir. Mientras, los diseñadores están enfocados en revisar fotografías y pulir las maquetas para que los textos puedan encajarse. 

El miércoles se trabaja hasta las seis de la tarde. Se deben guardar energías para el día jueves. Es ahí cuando, sin hora de salida, se alista la revista para que el viernes pueda ser impresa y distribuida durante el fin de semana.   

@Desireeyepez

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